16 noviembre, 2007
Santo propósito
Mi santo propósito es, salir de mí misma y contemplar a otro: Cristo.
Pero debe ser una contemplación en la acción, en el sacrificio concreto, en el servicio eficaz.
Cuando me quedo en mis deseos o pensamientos, hago lo que no quiero, lo que ofende a Dios y mi único remedio es la oración, la confesión y la Santa Comunión. Sin ese alimento no sé llegar de vuelta al olvido de mí para imitar a Cristo.
Contemplar a Cristo debe realizarse en la imitación de Cristo y andar como El anduvo, sufrir como El sufrió, mirar con sus ojos, hablar con sus palabras, servir con sus manos y amar con su corazón.
Cuando yo no soy, Cristo es todo en mí.