20 septiembre, 2010

Despedida a mi padre


Haciendo sobremesa, conversamos de muchos temas y era siempre interesante escucharte.
Uno de tus temas que compartimos eran las parábolas y entre ellas, tus preferidas eran:
La parábola del hijo pródigo,
La parábola del buen samaritano, pero la más comentada:
La parábola de los talentos:
(Mt 25,14-30)


14Es también como un hombre que, al ausentarse, llamó a sus siervos y les encomendó su herencia:
15a uno dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a cada cual según su capacidad; y se ausentó.
16Enseguida, el que había recibido cinco talentos se puso a negociar con ellos y ganó otros cinco.
17Igualmente el que había recibido dos ganó otros dos.
18En cambio el que había recibido uno se fue, cavó un hoyo en tierra y escondió el dinero de su señor.
19Al cabo de mucho tiempo, vuelve el señor de aquellos siervos y ajusta cuentas con ellos.
20Llegándose el que había recibido cinco talentos, presentó otros cinco, diciendo:
"Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes otros cinco que he ganado."
21Su señor le dijo:
"¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor."
22Llegándose también el de los dos talentos dijo:
"Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes otros dos que he ganado."
23Su señor le dijo:
"¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor."
24Llegándose también el que había recibido un talento dijo:
"Señor, sé que eres un hombre duro, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste.
25Por eso me dio miedo, y fui y escondí en tierra tu talento. Mira, aquí tienes lo que es tuyo."
26Mas su señor le respondió:
"Siervo malo y perezoso, sabías que yo cosecho donde no sembré y recojo donde no esparcí;
27debías, pues, haber entregado mi dinero a los banqueros, y así, al volver yo, habría cobrado lo mío con los intereses.
28Quitadle, por tanto, su talento y dádselo al que tiene los diez talentos.
29Porque a todo el que tiene, se le dará y le sobrará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará.
30Y a ese siervo inútil, echadle a las tinieblas de fuera. Allí será el llanto y el rechinar de dientes."

Hace muchos años, cuando te accidentaste, pediste a Dios, 10 años más de vida, para sostener a tu familia.
Y El, como siempre hace, te dio mucho más de lo que pedías.
30 años te dio, pero no de vida lisa y llana, ni postrado en una cama.
Fue una vida jugada, de entrega incansable, de arduo trabajo, de alegrías y tristezas, desde una silla de ruedas.
Fuiste un siervo bueno y fiel, que no enterró su talento, sino que lo multiplicó 100 veces más.
Entregaste consuelo, apoyo, consejo siempre oportuno y sabiduría a la familia, a los amigos, a los camaradas, a los compañeros de trabajo, de todos te hiciste prójimo.
Nadie puede decir, que pasaste por su lado, diste un rodeo y seguiste de largo, como el levita, sino que lo acogiste y lo atendiste, como el buen samaritano.
Siempre recordaste las palabras de Caín, desafiante: "¿Acaso soy yo el guarda de mi hermano?" y la respuesta de Dios en tu conciencia siempre fue afirmativa.
Hoy, vuelve tu Señor a buscar lo suyo. Tú, siervo fiel, entregas tu vida fértil, lúcida, optimista y generosa en sus manos.
Sabías que Dios te preguntaría solo una cosa para responder por tu vida:
"¿Cuánto has amado?"
Todos los que te conocemos, sabemos la respuesta y confiamos que escucharás de Dios decir:

"¡Bien, siervo bueno y fiel, en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor!"